La inseguridad en Venezuela
La inseguridad en Venezuela afecta a cada uno de los integrantes de la sociedad que no forma parte de las masas criminales del país, por eso debemos unirnos para solucionar esta cuestión. Venezuela siendo uno de los países con mayores recursos naturales, como el petróleo y cientos de minerales, se encuentra desde hace unas cuantas décadas bastante abatida por los asesinatos que en ella se realizan diariamente.
La mayoría de estas fechorías suelen ser realizadas por malvivientes que no tienen conocimientos sobre valores o que simplemente quieren obtener los bienes que creen merecer de una manera fácil; provocando así que la sociedad se vea envuelta en terror y angustia.
En nuestro país existe una alta posibilidad de que entre cada 10 personas, 7 u 8 se conviertan en víctimas de un delito, sea este robo, secuestro, violaciones, asesinatos, entre otros; pero lo más preocupante del caso es el hecho de que estos pueden ocurrir en cualquier punto del país y en algunos, o en la mayoría, de los casos los culpables no son enjuiciado.
Otro aspecto con el que vive el venezolano diariamente es el hecho de que si se ve comprometido en uno de estos delitos, los ciudadanos juzgaran a la víctima en vez de al agresor, y esto no lo digo así sin más, porque para quienes vivimos aquí sabemos que es una realidad este tipo de comentarios, ya sea porque los hemos dicho y/o escuchado más de una vez: “¿Y por qué te fuiste caminando por allí?”, “Tu sabes que ese lugar está siempre solo”, “¿Por qué sacaste el teléfono?”, “Tu sabes que no puedes salir vestida así”; y si analizamos un poco, es hasta ilógico el hecho de que los culpables sean las victimas cuando la falta la tiene quien cree que tiene el derecho de venir y cometer estos atentados.
Venezolano, o familiar del mismo, que no haya vivido una experiencia como “pégate pa’ allá” o “dame el teléfono”, es una persona con mucha suerte porque en este país esas frases están a la orden del día; sin importar raza, género y/o edad; lo que hace más triste toda la situación es el hecho de que las autoridades competentes para resolver estos problemas no estén en condiciones ciento por ciento aptas, haciendo así que miles de delincuentes se salgan con las suyas, así como también haciendo que los mismos ciudadanos, cansados de las injusticias, apliquen la justicia que ellos consideren acorde a las fechorías perpetradas por estos individuos.
De manera que, más de una vez hemos escuchado “vamos a quemarlo por andar robando” o “cortémosle las manos por choro”, y desde mi punto de vista esta no es una solución fiable estando en el siglo en el que estamos; sabemos que los seres humanos somos animales pero convivimos en una sociedad mucho más avanzada y donde la ética y la moral deben ser nuestros pilares.
Para atacar un problema debes conocer sus causas, y para el tema de la delincuencia existen una amplia gama de posibilidades, las cuales llevan a los individuos a actuar de maneras no socialmente establecidas; como por ejemplo: el consumo de drogas, el desempleo, las venganzas, la falta de autoridad y/o de castigo, las leyes que no son cumplidas, la corrupción, entre otras. El gobierno por su parte, ha dado la certeza de que ha acabado con el hampa, porque ha eliminado “personalidades” de la violencia en el país pero sin embargo, el hampa sigue haciendo de las suyas y eso lo puede asegurar cualquier ciudadano de a pie.
Como diría Caldera “El problema no son las leyes, sino que el sistema de justicia funcione”, y solo en el año 1999 se registraron 25 homicidios por cada 100 mil habitantes; por otro lado en el 2011 fueron 50 homicidios por cada 100 mil habitantes. Según el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), desde 1999 hasta mayo de 2015 se registraron 252.073 muertes violentas. Mientras que el portal “El Cooperante” menciona que en el primer año de gobierno de Hugo Chávez, 1999, se produjeron 5.968 muertes violentas; pero en 2012 una vez fallecido, se registró aproximadamente 21.692 víctimas fatales. Ese año, Venezuela sufrió 73 muertos por cada 100 mil habitantes. Por su parte, La ONU atribuye el alto índice de homicidios que ocurren en América Latina al crimen organizado y a la violencia política y en su informe se manifiesta que la tasa de asesinatos del mundo entero es de 6,2 homicidios por cada 100 mil habitantes, ahora hablando sobre Venezuela podemos decir que nuestra tasa de asesinatos es más de ocho veces la mundial.
En el pasado 2014, y bajo la presidencia de Nicolás Maduro, Venezuela registró uno de los años más violentos de su historia, con aproximadamente 24.980 homicidios, a una tasa de 82 muertos por cada 100 mil habitantes. Entonces teniendo todos estos datos en consideración podemos notar que en tan solo 17 años ha habido un aumento del 340 por ciento en lo que a crímenes se refiere.
Por ser tan comunes estos casos, debemos intentar solucionar este enorme índice de criminalidad que se vive en el país, ya sea denunciando los hechos y educando tanto a nuestra persona como a los más pequeños para que no tomen el camino fácil de la vida; porque al final somos nosotros quienes habitamos en sociedad y tener a nuestro país ubicado como el segundo país más violento del mundo, con una tasa de homicidios de 53,7 por cada 100 mil habitantes, según un informe elaborado por la Oficina de la Organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito; no es algo de lo que nos podamos sentir orgullosos.
Como diría aquel viejo refrán “Quien no enseña a su hijo un oficio lo cría para ladrón”. Nuestra sociedad debe tener en cuenta que los problemas de inseguridad no se acabaran hasta que existan un sistema judicial transparente, en donde nadie más que la sociedad salga beneficiado y donde sean juzgados por sus crímenes tanto los ricos como los pobres; porque el estar seguros no se basa en solo meter en una cárcel a los que roban o asesinan, sino también en reformar a los individuos para que estos puedan contribuir con el avance de la nación.
Quizás los mecanismos de seguridad no funcionen como deberían hacerlo pero es que si no se les incentiva, ni a ellos, ni a la población, a trabajar en pro de su propio bienestar, seguiremos cayendo en eso de que el pobre roba al pobre. Debemos enseñarnos mutuamente valores, aprender a dejar a un lado la avaricia, el recelo de niño pequeño de querer tener el juguete que el otro tiene y evaluar que así como no queremos que nadie atente contra nuestra persona, debemos no atentar contra otro individuo.
La educación juega un papel importante en nuestras sociedades, y sin ella no podremos progresar, así que los invito a poner su granito de arena y hacer de nuestro territorio un lugar seguro y digno de admirar; donde todos y cada uno de los entes que habitan en él puedan salir adelante día a día sin temor de no llegar a casa.