Lo que este gobierno se llevó
- Angélica Peña
- 23 jul 2017
- 3 Min. de lectura

Creo que es momento de que hable sobre esto porque si no lo hago posiblemente se origine un fuego en mi interior y termine siendo la primera víctima de combustión espontánea justo ahora. Para los que no me conocen me presento, soy Angélica Peña, tengo 19 años de edad, nací y crecí en Caracas, Venezuela; país lleno de simpatía pero también de corrupción. No daré tantas vueltas, ni intentaré tirármela de que sé más que los demás, simplemente compartiré algo que me tortura día tras día de lo que es vivir siendo “hecha en socialismo del siglo XXI”.
Esto será como un pequeño relato sobre las cosas que he pasado, así como también de las cosas que han pasado a mí alrededor; porque he llegado al punto de sentirme disgustada de toda realidad que me rodea. Como mencioné anteriormente, tengo 19 años, lo que quiere decir que nací en el año 1998, año en el que un individuo, en conjunto con otros semejantes, tomó el poder de mi país, Venezuela. No mencionaré nombre porque creo que todos sabemos sobre quien/es estoy hablando.
Aquellos seres venían profesando que en Venezuela se establecería la paz, la unidad y la igualdad, aspectos que según para ese entonces estaban en la ruina. Ellos, pero en especial su líder, hacían hincapié en que a nuestra nación lo que le hacía falta era un gobierno socialista, un gobierno que fuese capaz de repartir las riquezas entre todos; mismo gobierno que no se planteó que cada ser humano es único y por tanto no carece de las mismas necesidades, así como tampoco comparte los mismos objetivos en la vida.
Muchos fallaron a favor de esta idea de establecer un sistema socialista en el país, con la esperanza de ver su futuro florecer, ya que esta élite plasmaba que el socialismo sería la solución a todos sus problemas, tal cual comercial de tele tienda que busca venderte algún producto por más innecesario que sea. Lo que no sabían era que ese ideal de “solucionaré todos sus contratiempos” iba a destrozar la vida que tanto anhelaban y que vivían, pero quizás no del todo como deseaban.
Sé que dirán que yo soy solo una cría, alguien que no tiene bases para decir lo que diré, pero mi argumento es el siguiente, yo disfrute de una buena vida hasta los 7 - 9 años de edad. Una vida en donde mis padres no se ahogaban en deudas, en donde la plata alcanzaba para todo lo básico y sobraba para darse lujos, en donde 15 y último siempre se podía hacer mercado y llenar el carrito hasta su límite, en donde se podía aspirar a una casa, a un carro y hasta a tener una familia porque las condiciones en las que se vivía eran estables, en donde las oportunidades estaban para todos, pero para todos aquellos que se sudaban el lomo para conseguirlas; y esto gracias a los restos que quedaron de gobiernos anteriores.
Lo que este gobierno se llevó, aparte de millones y millones de vidas, fueron sueños; sueños de ser alguien digno, sueños de poder tener un techo propio, sueños de poder aspirar a una carrera que te dé para subsistir y no solo eso, que tu desempeño en la misma sea fructífero para el país que te instruyó, sueños de retribuir a tu nación, sueños de darte los lujos que te mereces debido a lo duro de tu esfuerzo, sueños de tener tu propia familia, sueños de conocer tus raíces, sueños de poder siquiera tener como mínimo un plato de comida en la mesa.
Este gobierno se llevó las esperanzas de muchos, algunos las perdieron con la muerte, y otros simplemente las empacaron en una maleta al ser obligados a convertirse en pajaritos, que debido a que su entorno ya no es propicio deben abrir las alas y migrar. Pudieron haber cerrado las puertas de muchos, pero como dice el dicho “cuando una puerta se cierra, otra se abre”; lo que este gobierno se llevó es mucho comparado con lo que otros en nuestro país se llevaron, pero así como defalcaron la vida de muchos, le abrieron los ojos a unos cuantos que saben por qué, cuando, donde y como defender sus ideales.
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